14. Marx

Karl Marx (1818-1883) hace una crítica al “espíritu universal” de Hegel. Pero al mismo tiempo se inspira en su visión dialéctica de la historia para generar su materialismo histórico. Para él, las condiciones materiales crean las espirituales. La historia consta de dos niveles: la base y la superestructura. Ambas conforman la sociedad y mantienen una relación dialéctica. La base está formada por las fuerzas productoras —campesinos, proletariado—, la materia prima y los recursos naturales. La superestructura son las instituciones formadas por los propietarios de la base. Las relaciones humanas están, pues, regidas por la producción y la posesión.

La historia está marcada por la lucha de clases. Mediante el trabajo, el hombre modifica la naturaleza y a la vez se moldea a sí mismo y su conciencia. Cuando el obrero pierde el vínculo con el fruto de su esfuerzo se vuelve extraño a su trabajo, es alienado.

El capitalismo, como sistema económico, es autodestructivo e irracional. Marx propugna pasar de una sociedad capitalista a una sociedad comunista. El paso intermedio será la dictadura del proletariado, en la cual el obrero recupera el poder y la posesión sobre su trabajo y los bienes que manipula.

El pensamiento de Marx, reflejado en buena parte en su obra El capital, ha sido una de las mayores influencias en los dos últimos siglos de la historia humana. Ha alentado el movimiento obrero y la lucha contra las condiciones laborales infrahumanas padecidas por muchos trabajadores. Ha inspirado a gobiernos y a regímenes de todo el mundo. Las consecuencias del marxismo cuando se ha querido llevar a la práctica han dado lugar a realidades tan diversas como la socialdemocracia en los países democráticos, el leninismo y el stalinismo en la antigua Unión Soviética o la dictadura de Mao en China.

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