13. Kierkegaard, “una idea por la que morir”

Sören Kierkegaard (1813 - 1855) ha sido considerado filósofo, teólogo y literato. Las claves de su vida y obra están en su extenso diario, escrito con un estilo elegante y lírico. Hace una crítica de Hegel y los románticos, recoge las tesis de Kant y rompe con la tradición filosófica al tratar los cuatro grandes temas que le angustian: la existencia, la razón, la verdad y la fe.

Su talante introspectivo lo lleva a ahondar en la subjetividad. Afirma que la Verdad es la “verdad para mí”. Presenta al individuo en conflicto con el sistema. La masa limita y reprime al individuo. Y el mundo que ve es excesivamente racional: «la generación actual es esencialmente racional, desprovista de pasiones... La tendencia hoy en día es en la dirección de la ecuación matemática».

Lo esencial es la existencia de cada cual, no el cómo ni el por qué. Y en esto, es precursor de los existencialistas. El ser humano se relaciona con su propia existencia cuando actúa y decide. Lo que podemos saber con la razón no es esencial. Lo que realmente importa es lo que se cree y se vive con fervor y pasión.

Kierkegaard vivió una atormentada fe religiosa: «¡Es terrible caer en las manos del Dios vivo!». Y también afirmó: «cuando el hombre rompe su relación con el Ser Supremo se des-centra y entra en estado de desesperación». Su búsqueda de autenticidad lo llevó a criticar la hipocresía de la Iglesia danesa.

Distinguió tres fases en la vida de la persona: una estética, regida por el placer; otra ética, guiada por los principios morales, y otra religiosa, marcada por una fe profunda.

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